Un día viernes 26 de febrero de 1982 el puertorriqueño Samuel Serrano decidía poner en juego su título mundial de peso superpluma AMB (ligero juniors) frente al melipillano Benedicto Villablanca según anunciaba el promotor del combate, el español Ricardo Liaño.
Esta sería la quinta vez que el campeón se jugaba la corona, luego de haber derrotado por K. O. al japonés Hikain Tomonari, en el mes de diciembre de 1981.
El combate
Hasta que llegó el sábado 5 de junio de 1982 y ambos púgiles se enfrentaron arriba del ring. Hasta la incidencia clave, perdiendo la pelea, Villablanca se estaba ganando un título: el de la valentía, porque siendo objeto de las mayores críticas desde el punto de vista pugilístico, nadie podía objetarle su actitud en el combate más importante de su carrera.
Consciente de su inferioridad técnica, el melipillano afrontó la pelea de la única manera posible que podía: se lanzó con todo, sabiendo que su única opción era ganar o ganar.
Aun en los peores momentos, Villablanca jamás claudicó. Se repuso de una caída, sacudió su cabeza y fue encima nuevamente. Y cuando se dio cuenta de que la obnubilación aún duraba, tuvo la viveza de los que saben, amarrándose al puertorriqueño Samuel Serrano por todo el resto del round.
Serrano, defensor del título recibe un «cabezazo» que le hace sangrar abundantemente. A requerimiento del médico, el árbitro para la pelea y da como ganador al aspirante Villablanca. Inmediatamente el mánager de Serrano interpone un recurso por considerar que el corte era consecuencia de una arremetida con la cabeza en el tercer asalto y que en el momento de parar la pelea, Serrano vencía por puntos a juicio de los tres miembros del jurado.
La consecuencia es que, más tarde, el presidente del Comité de Campeonatos del Mundo, Luis Batista Salas, tras recibir los informes del árbitro del combate y del representante de la AMB, Nick Karasiotis, decide devolver el título a Serrano.
Reacciones tras la pelea
El derrotado campeón mundial aseguró que Villablanca logró la victoria debido “a todos los cabezazos que me pegó durante la pelea”. Serrano acusó al melipillano de haberle hecho una herida en el rostro con golpes de cabeza ilícitos.
Por su parte Benedicto Villablanca alabó las cualidades de Serrano reconociendo que “en algunos pasajes de la pelea me tuvo K.O., pero gracias a mi preparación y al apoyo de mis entrenadores pude salir adelante”.
La defensa chilena
Muy pronto, con el correr de los días, los dirigentes de la Federación Chilena de Boxeo, salieron a defender el título ganado por Villablanca, frente a una posible reclamación de Serrano señalando que desde el punto de vista reglamentario la decisión del árbitro venezolano Jesús Celis, quien levantó la mano como ganador al retador chileno, fue reglamentaria y tuvo su inmediato respaldo del sancionador del combate de la AMB, Nick Karasiotis de Estados Unidos. De la Federación decían no creer “que prospere nada”.
En resumen la ‘respuesta chilena’: que tienen un «video tape» en el que aparece el árbitro Jesús Celis levantando la mano de Villablanca y como Nick Karasiotis coloca el cinturón al chileno y que la Asociación Mundial de Boxeo no puede lanzar por la borda un prestigio de sesenta años para someterse a “intereses extradeportivos”.
Por lo leído en diversos despachos de agencia, el informe del árbitro es muy distinto a lo que aparece en las imágenes. Según el venezolano Celis, él no levantó la mano de Villablanca y el cuadrilátero se llenó de proyectiles y de público. Según el «video tape», no.
Por parte de Villablanca, que se siente legítimo campeón mundial, agrega un poco de leña al fuego diciendo que a lo máximo que Serrano puede aspirar es a una revancha donde espera derrotarlo contundentemente.
Por si fuera poco, la Federación Chilena de Boxeo amenazaba con retirarse de la AMB y propiciar la organización de una entidad iberoamericana.
Pero nada de esto ocurrió, el título le fue quitado a Benedicto Villablanca casi tres semanas después, el 24 de junio, acabando con el efímero reinado de un melipillano en el boxeo mundial.
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