Samuel Serrano -el campeón- y Benedicto Villablanca -el melipillano retador-, ambos arriba del ring peleaban por el título mundial de peso superpluma AMB (ligero juniors).
Hasta la incidencia clave, perdiendo la pelea, Villablanca se estaba ganando un título: el de la valentía porque siendo objeto de las mayores críticas desde el punto de vista pugilístico, nadie podía objetarle su actitud en el combate más importante de su carrera. Consciente de su inferioridad técnica, el melipillano afrontó la pelea de la única manera posible que podía: se lanzó con todo, sabiendo que su única opción era ganar o ganar.
Aun en los peores momentos, Villablanca jamás claudicó. Se repuso de una caída, sacudió su cabeza y fue encima nuevamente. Y cuando se dio cuenta de que la obnubilación aún duraba, tuvo la viveza de los que saben, amarrándose al puertorriqueño Samuel Serrano por todo el resto del round.
El momento clave
La incidencia clave llegó en la tercera vuelta. Serrano recibió un «cabezazo» que le hizo sangrar abundantemente. A requerimiento del médico, el árbitro detuvo la pelea y dio como ganador al melipillano Villablanca. La algarabía fue total con el púgil de nuestra ciudad siendo proclamado como el campeón mundial.
Inmediatamente el mánager de Serrano interpuso un recurso por considerar que el corte era consecuencia de una arremetida con la cabeza en el tercer asalto y que en el momento de parar la pelea, Serrano vencía por puntos a juicio de los tres miembros del jurado.
Adiós al título
La consecuencia es que, más tarde, el presidente del Comité de Campeonatos del Mundo, Luis Batista Salas, tras recibir los informes del árbitro del combate y del representante de la AMB, Nick Karasiotis, decidió devolver el título a Serrano.
Así el título le fue quitado a Benedicto Villablanca casi tres semanas después, el 24 de junio, acabando con el efímero reinado de un melipillano en el boxeo mundial.
Así entonces, este viernes se cumplen 33 años de un hecho que todavía permanece inalterable en el recuerdo de los melipillanos que, en aquel momento, fueron testigos de poder presenciar a un hijo de esta tierra coronarse campeón mundial.
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